Ficha técnica:
Nombre original: Madeinusa
País: Perú
Duración: 103 min
Año: 2006
Directora: Claudia Llosa
Producción: Wanda Visión, Oberón Cinematográfica y Vela Films
Por Natalia Herrera
nataliaherrera06@gmail.com
Madeinusa, una niña de 14 años, de hermosos rasgos indígenas, vive en Manayaicuna, un pueblo de gran fervor religioso, que desde el Viernes Santo, después de la crucifixión de Cristo, hasta el domingo de Resurrección, no siente culpa por sus pecados, porque Dios está muerto y no puede verlos. Dos días intensos sin remordimiento alguno. Una tradición hasta entonces incuestionable y desconocida, hasta que un joven geólogo de la capital es testigo de la extraña celebración.
Este es el argumento general de Madeinusa, la opera prima de Claudia Llosa. Esta película no sólo tiene una estética exacerbada de destalles, a través de la cual cuenta este pueblo perdido en la cordillera peruana. Sino que también explica un complejo entramado de relaciones sagradas y paganas en el Tiempo Santo.
Antes que nada podemos mencionar algunos aspectos formales: en Madeinusa los recursos para mostrar las imágenes no son necesariamente obvios, hay una búsqueda, una apuesta artística en cada fotograma. La música cumple también un papel muy importante, porque recoge la idiosincrasia de un pueblo en cada tonada: el festejo, el carnaval y la lengua raizal. También la oscuridad tiene un protagonismo significativo, sobre todo cuando empieza el Tiempo Santo: tan sólo se entrevén los contornos de los personajes, las sombras de los hombres tendidos en el suelo con el licor en las manos.
Asimismo, Llosa nos presenta un fuerte choque de identidades que se expresa en prácticas sincréticas: tradiciones cristianas mezcladas con tradiciones andinas. Esto se ve claramente en la iglesia, en donde la gente entona canciones indígenas mientras se persignan y alaban a Cristo. Madeinusa está atravesada hasta el final por esas relaciones sin frontera, de identidad en conflicto. Quizás, este sea uno de los aportes más interesantes de la película; lograr transmitir al espectador de forma verosímil estos trances.
Por otro lado, en Madeinusa los personajes son muy diferentes a los que nos han enseñado a amar en las películas de Hollywood: típicos y maniqueos. Eso le da un elemento muy grato a la película, pues encontramos personajes inocentes, crueles, perversos y justos a la vez. Una dimensión que amplía los horizontes humanos: las bondades y miserias, y conecta y establece nuevas y menos traqueadas relaciones. Un ejemplo de ello es el alcalde (padre de la protagonista), un hombre amado y reconocido por su pueblo, que representa y respeta sus tradiciones, pero que a la vez es violento, borracho y abusa sexualmente de sus hijas.
No hay que olvidar por lo demás, que estos actos están marcados por un contexto de permisividad, que tiene profundos elementos rituales. Es decir, el pueblo de Madeinusa, en términos de Mircea Eliade, tiene una mentalidad mítica. Entendiendo el mito como una historia verdadera, ejemplar y significativa para una comunidad.
En la película vemos la distinción fundamental que existe entre la vida cotidiana y la ritual, porque está última es sagrada y tiene un tiempo propio. Este ritual del Tiempo Santo, reactualiza cada vez los mitos o tradiciones que le otorgan a la comunidad un significado y un sentido. De allí, que debamos entender lo que sucede en Madeinusa, a la luz de ese pensamiento sacralizador, y no desde la idea de un festejo de excesos únicamente. Debemos ser en ese caso menos profanos, menos limeños, si se quiere, para entender que lo que se vive en Manayaicuna en este tiempo primordial es sumamente trascendental. Y no sólo una expresión de la barbarie.
Finalmente, es realmente notable el hecho de que Madeinusa sea el primer film que dirige Llosa, impecable desde lo estético e intachable desde la historia, que al final con una cabriola inesperada no termina de sorprendernos.
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